El panorama actual me recuerda a esa novela en la que, delante de un semáforo en rojo, decenas de conductores esperan una inminente transición al verde, y cuando ésta se produce, muchos de ellos se quedan inmóviles, parados, provocando un estado de caos progresivo. Una ceguera contagiosa que arrastra a la mayoría de la población a la más absoluta de las decadencias, a una especie de estado primitivo de la civilización, donde la supervivencia significa mas bien destruir a quien te encuentras en tu camino y evitar acabar encerrado en un macro-sanatorio a esperas de que te apliquen un milagro curativo o una solución final. Afortunadamente en esta novela, una minoría muy poco representativa consigue abrirse camino. Y lo hacen confiando los unos en los otros
Tengo que seguir creyendo en mis minorías, en esas pocas personas especiales que sé que existen. Sin ellas, estaría perdido y sin esa esperanza, ningunas ganas de encontrarme.
(A.J.R, octubre 2012)